.


Destruí todo lo que había en el vacío de mi alma
y a la hora de mirarme,
aún podía verte yo en los ojos...

Es cierta la atadura incontrolable
que me prende a ti,
es cierto el frío de mis manos
despegadas de tu cuerpo
y de mi calor
apagado por la lluvia.


Yo camino perdida entre mis penas,
sonrío por la felicidad que ya no tengo,
te pienso por la necesidad de tenerte.


Y llueve,
apagando el calor de mis manos...


Te dibujé entre las hojas secas del camino,
me entregué desnuda a tu hiel,
pero llueve
y se apaga el calor de mi cuerpo...


Convertí lo que sería este dulce sueño,
en mi más larga noche...

Dónde te fuiste,
sol de mis días,
que quiero ver brillar azul el cielo,
que quiero estar bajo la sombra
dulce de tu cuerpo.


Dónde fuiste,
aire,
que quiero respirar hondo este quebranto,
que quiero renovar esta muerta esperanza,
que quiero darle vida al sentimiento.


Dónde fuiste,
cielo,
que me encuentro pegada a la tierra
y sin espacio,
que necesito volver a alzar el vuelo en esta hoguera.

Destruí todo el pensamiento de mi mente,
no te encuentro,
por favor,
déjame encontrarte vida,
dónde sólo tú puedas hablarme y explícarme
como debo entregarme yo a este duelo...

One Response to “ ”

  1. Anónimo says:

    es curioso como pocas personas hacen imaginarme las cosas que leo.

    antes tenía el hábito casi sagrado de escribir unas líneas a la semana...ahora te dejo esa tarea a ti.
    me llevas de la mano caminando por entre sentimientos y sensaciones

    besito


    d

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