Comienza caminando y se da cuenta que otra vez se equivocó. Le dijo él a ella con tono de no se qué, que no a ese paso, no con el mismo ritmo. Ella, grave, lo tomó con pena, culpándose. Y se equivocó una vez más.
Nada de lo que piensa es como es, nada.
Se desgasta día a día pensando en un porqué, para evitar que la cuestionen por eso. Cuando deja de hacerlo, le piden la explicación de porqué no piensa en nada. Y se equivoca.
Y ella mira, sigue caminando, sigue cumpliendo con todo, sigue trabajando. Y no porque no diga lo que siente, deja de sentirlo, pero como desearía que muchas veces fuera así.
Y los días de su vida, que deberían ser de ella, que deberían ser perfectos, jamás lo son.
Porque si un día necesita de los ánimos para despertar, recibe un grito que no se merece, pero se lo calla. Y luego no hace algo que le haga bien, porque le exigen quedarse descansando el cansancio de alguien más, dama de compañía.
Y se equivoca por una tontería, pero nada de lo que haya hecho bien, sirve para esta situación, porque se equivocó y eso es gravísimo. Y todo se va a pique por un error, porque ella actúa inmaduramente. Nadie trata de entenderla ni perdonarla, nadie se detiene a abrazarla, a escucharla.
Y piensa en hacer algo para aliviar el alma y piensa en una bomba justo dentro de su corazón.
Sabe bien que no puede hacerlo.
Y se queda sola. De nuevo.
Y llora. De nuevo
Pero tiene que preocuparle el hecho de que no es sólo ella la que se siente mal, sino que provocó un desencadenamiento de malas sensaciones en otra persona y debe culparse por eso.
Y debe pedir perdón por eso.
Y debe dejarse de lado por eso.
Y debe culparse por eso.
Y se vuelve más manipulable.
Porque ya dejó de ser ella completamente la que reía o salía sin pensar a dónde.
La que hablaba con un montón de gente.
Su vida ahora se encierra en la mano de alguien más que la maneja. Que la aleja.
Y ella, se equivoca con eso de nuevo...
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hermoso texto,
gracias por pasar por mi sitio
besi grande!
guaaa!! me encanta el blog, siempre encuentro poemas preciosos